Es un tema del que he oído hablar mucho últimamente y que he vivido en mis propias carnes en los últimos 10 días.

Personalmente siempre he preferido viajar sola que con un desconocido. Por otro lado, entiendo que mucha gente lo estudie como opción dado que es una forma de viajar más barata. Puedes compartir los gastos de transporte, gasolina, alojamiento, etc.

En Australia hay mucha gente que busca compañer@ de viaje. Hay anuncios en Gumtree, en tablones de anuncios en la calle, en los backpackers…

Evidentemente los riesgos de emprender un viaje con un desconocido son muchos – diferencias culturales, de horarios, de gustos o, simplemente, de hábitos. De todas formas, creo que no haces el viaje sin conocerl@ 100%. No cuesta nada informarse un poco de tu compañer@ de aventuras antes del viaje. Podéis hacer un Skype, enviaros emails, intercambiaros Facebook o hablar por whatsapp antes del viaje. Creo que eso te puede dar una idea de como es o será tu acompañante.

Hace un par de meses que tenia previsto un viaje, no muy largo, con una desconocida. Antes del viaje hablamos por email y skype y, cuando estuve en Barcelona para navidad, estuvimos un buen rato hablando por teléfono. Sinceramente, después del skype ya descarté que fuera una loca, maniaca, psicópata… hehehe

Invitamos a YellowMellow – de profesión vloguer –  a viajar por Australia durante 15 días para que pudiera, a través de sus vídeos (puedes ver todos los vídeos del viaje aquí), mostrar cómo vivimos en Australia y qué hacemos para ayudar a los estudiantes de YouTOOProject cuando aterrizan en Australia.

El resultado ha sido súper positivo y, por ello, he decidido escribir sobre ello para animar a más gente a hacerlo. Tendemos a prejuzgar situaciones en las que nos sentimos incómodos o inseguros. La cuestión es probar. Muchas veces, como en este caso, te llevas sorpresas. Me imagino que alguien puede contarnos alguna experiencia negativa también. Lo mejor de viajar con un desconocido es que no le conoces ni te conoce, con lo cual tienes mil historias que contar. La familia, los exnovi@s, tus anteriores trabajos, viajes,… la conversación es interminable. En ningún momento hubo silencios incómodos, al contrario, eran cómodos y, de vez en cuando, deseados.

Melo fue una compañera de viaje excepcional. Una tía abierta, inteligente, con ganas de hablar, de cantar y de tomar cervecitas. Le explicaba cual iba a ser la ruta y siempre me contestaba con una sonrisa.

Lo más importante cuando viajas con alguien es el respeto y la flexibilidad. No siempre se puede hacer lo que uno desea. Hay que ceder. Es de vital importancia ser sincero. Si hay algo que no te gusta o que necesitas hacer, dilo sin miedo.

Por ejemplo, en mi caso, soy un desastre con la comida. No soy buena en temas culinarios y no me gusta. Con pan, jamón y queso o una ensalada puedo pasar. I’m not fancy! Quizás a tu compañero de viaje le gusta comer bien. Simplemente hay que saberlo y llegar a un acuerdo. Un día cede uno y al día siguiente el otro.

Debes conocer qué es importante para tu compañero de viaje. Tienes que cuidar de él o ella.

Bajo mi punto de vista hay algo importante a destacar también y es que cualquier persona que decide buscar un compañero de viaje desconocido, te da alguna pista de cómo es. Una persona intolerante y que no respeta, seguro que ni se lo plantea. Eso no quiere decir que no seáis personas opuestas o que tengáis hábitos diferentes.

Estoy segura que en muchos casos, como en el mío con Melo, un simple compañero de ruta puede acabar convirtiéndose en un amigo.

Hay que probarlo todo en esta vida. Si te lo has planteado alguna vez, yo te recomiendo que lo pruebes. Además, si no funciona, siempre puedes seguir en solitario. Recuerda: el que no arriesga no gana.

M.